La diosa de la fortuna y la properidad, Lakshmi, inspira mucha devoción. Hay muchos relatos sobre su creación, pero el más popular es el que se encuentra en el Rāmāyanā (aunque hay relatos más antiguos tanto en los Vedas como en los Purānas). Se dice que salió del océano de leche, que fue agitado tanto por los devas (dioses) como por los rākshasās (demonios) en una búsqueda para obtener amrita, el néctar de la inmortalidad. Desde su aparición, ha cautivado los corazones de los hindúes y se ha convertido en una figura central de la tradición hindú, a menudo representada sentada sobre un loto y adornada con lotos en sus manos y pies. Muchos de sus nombres, Padmā, Kamalā, Ambujā, hacen referencia al loto. El loto tiene un poderoso simbolismo en el hinduismo. Mientras sus raíces están en el barro, su tallo se eleva claramente a través del agua turbia, con sus pétalos floreciendo por encima, sin ser tocados por el barro. Es un símbolo de la elevación por encima del mundo material a través de la divinidad, de ser bueno en medio de las influencias negativas. Al igual que el loto, como diosa de la prosperidad, Lakshmi nos muestra cómo trascender la riqueza material para el progreso espiritual. El loto es también un símbolo de pureza, fertilidad y belleza. A menudo se la muestra con cuatro manos, que representan los cuatro objetivos de la vida: kāma, artha, dharma y moksha. Se dice que también simbolizan los cuatro Vedas. Lleva un sāri rojo con hilo de oro, que también representa la riqueza, la belleza y la fertilidad. De sus palmas llueven monedas mientras sonríe felizmente. A menudo hay elefantes en el fondo, que representan el poder y el trabajo duro.
Su ubicuidad se demuestra claramente por el uso generalizado del símbolo Śri, que la representa a ella y a la prosperidad material. Se la considera la esposa de Vishnu, el Preservador, y sus avatares acompañan a muchos de los suyos (como Sita con Rama y Rukmini con Krishna).
La fiesta de Diwali es para muchos un homenaje a Lakshmi. Los hindúes limpian enérgicamente sus hogares y alrededores, y los iluminan junto con sus negocios con hileras de luces para invitar a la Diosa a visitarlos y legarles prosperidad, tanto material como espiritual. Las madres son consideradas personificaciones de Lakshmi, ya que son responsables de la fortuna y la prosperidad del hogar, y son especialmente honradas por sus familias. Diwali es también un momento para reconocer las relaciones importantes visitando a familiares y amigos para intercambiar regalos y dulces. Lakshmi puja, que honra e invoca a la Diosa, suele ir seguida de Lakshmi ārti. En Nepal, la puja de Lakshmi es un componente importante del festival de cinco días de Tihar. Al igual que los hindúes de la India, los nepalíes lo celebran comprando oro, plata, piedras preciosas y nuevos utensilios para sus cocinas, y limpian sus casas para invitar a Lakshmi a sus hogares la noche de la puja de Lakshmi. La diosa Lakshmi también se celebra durante el Navaratri, cuando se la recuerda durante las noches cuarta a sexta del festival de nueve noches.